DF Tax | ¿Crecimiento o redistribución?
Hugo Hurtado, socio líder Tax & Legal de Deloitte.
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Hugo Hurtado
Mucho se ha hablado estas últimas semanas de si debemos enfocarnos en crecimiento o redistribución, entendiendo estos conceptos como excluyentes entre sí. Algunos más conservadores tienden a situar al crecimiento como único motor para que las personas salgan de situaciones de pobreza, indicando que éste impulsará el desarrollo de todas las personas. Y si se quieren hacer llegar mayor cantidad de beneficios, puede hacerse mediante eficiencias del gasto público, de forma tal de distribuirlas entre los que más necesitas.
En la otra vereda, auguran que la única forma de ayudar a las personas de menos recursos es aumentar los impuestos a los que más ganan para distribuirlo entre personas de menores ingresos. El impuesto al patrimonio, a pesar de existir dudas respecto a su constitucionalidad, es visto como una herramienta idónea para tal fin.
¿Quién tiene la razón? Probablemente ninguno de los dos sectores ya que más allá de las ideologías políticas, los conceptos de crecimiento y redistribución no son excluyentes.
En efecto, países que han sido exitosos en índices de calidad de vida como por ejemplo Australia, Nueva Zelandia y Canadá han aumentado su carga tributaria, aumentando también el crecimiento de sus economías y en consecuencia el empleo.
En Chile hay un acuerdo mayoritario, incluyendo empresarios, que es necesario aumentar la carga tributaria para satisfacer las necesidades crecientes de la población por los efectos del estallido social y de la pandemia. Sin embargo, si ese aumento de la carga tributaria no tiene un efecto en la disminución de la desigualdad, no se logrará el efecto perseguido. Hoy, Chile es uno de los países de la OCDE que menos efecto logra mejorar el coeficiente de Gini de solo 0,04 puntos pasando de 0,49 antes de impuestos a 0,45 después de impuestos, versus Australia o Nueva Zelandia que pasan de 0,47 y 0,46 a 0,32 y 0,33, respectivamente.
Por su parte, si el aumento tributario, respecto al cual había cierto consenso que debería ser de 5 puntos del PIB en un plazo razonable (probablemente 5 años), trae como consecuencia un impacto en la inversión y en el empleo, podría generar mayores costos que los beneficios perseguidos.
Todo este análisis no es fácil y para establecer una hoja de ruta al mediano plazo debe hacerse un análisis profundo del costo-beneficio de la implementación de estas medidas. Hace algunos meses se formó una comisión para revisar las exenciones tributarias, pero a la fecha esas sugerencias no han sido contenidas en un proyecto de ley. La falta de velocidad en esta materia por parte del Ejecutivo, entre otros motivos, ha hecho surgir una multiplicidad de proyectos parlamentarios con muy poca profundidad en su contenido.
Teniendo presente lo anterior, aún el Ejecutivo puede dar suma urgencia al proyecto que modifica las exenciones y paralelamente encargar a la misma comisión, pero ahora complementada con abogados y auditores (para tener presente temas prácticos y precaver espacios de elusión), la confección de un proyecto de reforma tributaria que proponga una modificación impositiva al mediano plazo que logre combinar crecimiento y redistribución. El informe podría entregarse al Presidente de la Republica y presentarse al Congreso para su aprobación, antes de terminar el primer semestre de este año de forma tal de responder con agilidad a las necesidades urgentes de la población.